Sombra de mi choza,
entre versos y susurros,
el silencio y el eco
son amantes eternos.
Te escribo, amigo mío,
en este lienzo oscuro,
que el alma desnuda,
y el corazón sincera.
En este yermo inhóspito,
el tiempo se dilata,
se entretejen mis palabras, como hilos de esperanza,
buscando en la penumbra,
la luz que nos sombrea,
para hallar en el misterio,
la verdad que aguarda.
Entre sueños y quimeras,
se deslizan mis teclas,
dibujando en el aire
suspiros del silencio,
y en cada verso roto,
historias perfumadas,
como un beso en la distancia, que el viento exhala.
Amigo de mi vida,
compañero de mis hastíos,
en este páramo infinito,
te busco en la oda,
para compartir contigo
secretos del rocío de Orión,
que humedece nuestras almas, en este azul desierto.
Que nuestras voces se unan,
en un canto desgarrado,
que atraviese la distancia,
y el oscuro tiempo,
que en cada verso encuentres un refugio fluido,
que el amor y la amistad,
sean nuestros huesos.