Oh tierra batida por soles negros
tierra donde no germina el nombre
tierra donde el viento guarda juramentos rotos
escucha ahora el relato que nadie pidió
pero que aún así persiste
Había un hombre
No un rey No un dios No un héroe
Un hombre sin escudo
sin sangre real
pero con una herida que no cerraba
A él se le apareció el dragón de los siete rostros
el que se oculta en la raíz del silencio
el que devora nombres y los olvida
sin saborearlos
Y el hombre
el sin-manto
el que ya había perdido la ciudad de su infancia
sacó la fíbula de su cintura
símbolo inútil
símbolo último
No como arma
No como escudo
sino como juicio
Y fue entonces que descendió
no en carro de fuego
no con trompetas
no con antorchas
sino con polvo en los pies
y verdad en los ojos
“¡Tarde vienes!” gritó el hombre
“¡Todo está perdido!”
Pero él respondió
“No vengo a ganar
Vengo a mirar contigo”
Entonces el cielo se cerró
No con trueno
No con ira
sino con esa calma espesa
que anuncia la extinción del lenguaje
El dragón se alzó
No era un monstruo
Era la memoria sin dueño
Era el pasado que nadie sostuvo
Era el olvido con forma de aliento
Y el hombre caminó hacia él
Solo
Con el nombre roto colgando del pecho
como un amuleto vencido
El fuego no lo consumió
El dragón no lo devoró
El cielo no lo reconoció
Pero la ceniza supo su nombre
Y eso para algunos
fue suficiente
Amante de la verdad
He sacado la fíbula fuera de mi cintura
para poder acosar al dragón con ella
Estaba realmente enfurecido
Y vino en mi ayuda Khafaal de Thaunn
afortunadamente
Adiós
Adiós viejo cielo
He sacado la fíbula fuera de mi cintura
No como adorno
No esta vez
Como acero
Como grito
Como rabia
Con ella acosé al dragón
No el de escamas y fuego
El otro
El que se arrastra bajo la piel
El que devora los nombres de los caídos
El que susurra en las noches sin estrellas
"Ya no queda nada por salvar"
Estaba realmente enfurecido
No por miedo No por honor
Por memoria
Por los que creyeron
Por los que aún me llaman
Hermano
desde los huesos
Y entonces vino en mi ayuda Khafaal de Thaunn
Khafaal que juró no volver a empuñar su lanza
Khafaal que perdió a su hijo en las minas de Lorsamm Aar
Khafaal el último justo en esta tierra torcida
Gracias a los dioses rotos vino
Y juntos lo enfrentamos
El dragón
El pasado
El fin
El cielo
Ah viejo cielo
tan cansado de mirar guerras de hombres
Tan azul Tan inútilmente azul
Adiós
Adiós viejo cielo
Que otro levante la espada
Que otro recuerde nuestros nombres
Yo
Yo me duermo ya
Me la quité sin temblor
No era un adorno
era el eco de mi nombre
cosido al pecho
La lancé como lanza
y silbó en el aire
como si supiera
lo que el acero ha olvidado
"Que toda belleza
puede volverse herida"
No ruge
No alza el vuelo
No duerme sobre oro
Se arrastra por los pasillos
donde guardo los nombres de los que amé
Sabe deletrear el olvido
con lengua de humo
Y cada vez que dudo
se hace más real
Más hueso
Más rastro
Él llegó sin armadura
Solo una mirada
de quien ya ha muerto dos veces
No preguntó por qué luchaba
Clavó su lanza
como quien siembra algo
en tierra yerma
Luchó sin fe
pero con memoria
Y eso quizás
fue suficiente
Ese cielo
azul de cansancio azul de olvido
gris de tanto mirar sin tocar
no tiene dioses
Solo testigos
Cada estrella es una promesa rota
Cada nube un juramento olvidado
Le dije adiós
como se saluda a un padre
que nunca estuvo ahí
Cuando la sangre calla
el viento habla
Dice cosas que olvidamos
Que no hay victoria
Que no hay tumba justa
Que el mundo no recuerda
Pero aún así
mientras caía
apreté la fíbula en mi puño
como si fuera una flor
Y sonreí
Porque no me rendí
El Fuego de Thaunn
No descendió del cielo de ningún dios
Nadie abrió los cielos con relámpagos
La tierra no tembló
Y sin embargo supimos que había llegado la hora
El dragón no vino desde los bosques lejanos
ni surgió del abismo con alas negras
Estaba ya allí
en los pliegues del silencio
en la palabra no dicha
en la carne que recuerda
lo que la mente querría olvidar
Yo arrojé al suelo la fíbula
ya sin manto sin escudo
con el pecho expuesto al juicio del acero
No porque creyera en la victoria
sino porque aún me aferraba
a una forma rota de la verdad
Entonces llegó Khafaal de Thaunn
No traía estandarte
ni un nombre grabado en los anales
Solo cicatrices en el rostro
y una lámpara encendida
que parecía arder sin aceite
“No hay oro que salvar” dijo
“Ni mundo que redimir
Solo tú
y la llama que aún se resiste a extinguirse”
No me dio órdenes
No tomó mi mano
Se sentó a mi lado
y esperó
El dragón nos encontró así
uno con su lanza enterrada en la tierra
el otro con la mirada vuelta hacia adentro
Y cuando rugió
no fue su aliento lo que nos amenazó
sino su pregunta
“¿Por qué aún estás de pie?”
Yo no respondí con palabras
La fíbula ya era hierro candente entre mis dedos
Y la arrojé
No para matar
sino para marcar el límite
entre la oscuridad y lo que aún puede arder
El dragón no cayó
El cielo no se abrió
Pero en el humo
algo se quebraba
Y en el crujido de ese instante
supe que el mundo no se salva
pero uno puede salvar
una chispa
Una memoria
Un gesto limpio
en medio del caos
Khafaal asintió
Se levantó
Y sin mirar atrás
se perdió por el mismo camino
por donde vino
No todas las brasas son ceniza
Hay algunas que fingen haberse extinguido
pero en la noche del alma
arden más que el sol
Khafaal dijo
"Guarda esas brasas
No para incendiar el mundo
sino para iluminar tu nombre
cuando te sea negado"
El dragón no se alimenta de cuerpos
Devora los nombres
Los pronuncia lentamente
hasta hacerlos polvo
Por eso luchamos
no por el cuerpo
sino por el eco que lo sigue
El cielo es testigo pero no aliado
Khafaal alzó la mirada y dijo:
"No reces No maldigas
Mira ese azul
como quien mira una piedra
sin esperar respuesta
pero sabiendo que existes
porque puedes contemplarlo"
El umbral no es la puerta
Es la pregunta antes de cruzarla
¿Qué de ti debe morir
para que lo que debe vivir
respire?
Cuando el guerrero partió la fíbula en dos
ya no era un broche
Era el primer signo de revelación
Uno de los fragmentos se hundió
en el pecho del dragón
El otro en el suyo
Y así se volvieron iguales
dos cuerpos marcados
por la misma herida
Aquel que no haya sentido
el peso de un símbolo
no ha sentido aún el mundo
No busques la verdad como un mapa
búscala como se busca un recuerdo
sabiendo que quizás lo que encuentres
te cambie
El fuego no pregunta por tu causa
Solo consume lo que arde
Khafaal habló ante las llamas:
“No hay metal noble sin horno
Ni rostro verdadero sin incendio”
Y arrojó su nombre al brasero
como quien entrega una llave
Algunos fueron tocados
por una llama distinta
no los hirió
pero tampoco los dejó igual
Se les conocía por la mirada
ardían en silencio
y no buscaban testigos
No es el cuerpo el que muere primero
sino el nombre al que ya nadie llama
El dragón lo sabe
por eso guarda los nombres
en su vientre
como huesos no digeridos
“Cuando digas mi nombre
dilo despacio
No por reverencia
sino por precisión
Cada sílaba fue ganada
como una trinchera”
Lo que no se nombra
se desvanece
Pero lo que se nombra mal
también perece
La noche no es oscuridad
Es el silencio donde se decide
si aún eres tú
Cuando no pude dormir
Khafaal habló
“La noche es el rostro
de lo que no pudiste perdonar
Pero si la atraviesas
te hablará sin mentir”
Si ves una figura en la noche
que no tiene sombra
síguela
No te llevará a la luz
pero tampoco al engaño
No hay mayor consuelo
que aquel que no promete consuelo
Khafaal no prometió nada
Se sentó
Y en su silencio
supe que no estaba solo
El compañero no lucha por ti
Lucha para que tú no olvides
cómo hacerlo
“¿Y si caemos?”
“Entonces no caerás solo”
“¿Eso basta?”
“A veces es todo lo que hay”
No todo lo olvidado está perdido
Hay cosas que duermen bajo la ceniza
esperando que alguien respire hondo
El olvido no borra
Desvía
Un día miras un rostro y no sabes
si fue un enemigo
un hermano
o tú mismo
La muerte no es olvido
El olvido es más lento
Es el crujido del nombre
mientras cae
sin que nadie lo recoja
Yo no fui testigo
No combatí en los días de la fíbula
No hablé con Khafaal de Thaunn
No vi al dragón
ni al cielo viejo
ni al fuego sin causa
Y sin embargo he vivido con estas tablillas
más tiempo del que he vivido con mi propio nombre
Las heredé de manos temblorosas
en un zigurat sin lámparas
entre estantes rotos y juramentos carcomidos
Nadie recuerda ya por qué se escribió este libro
Algunos creen que es un canto épico
disfrazado de fragmentos
Otros dicen que es alquimia
disfrazada de mito
Para mí es un espejo
No uno liso no uno de palacio
sino de los antiguos
curvo oxidado
que muestra el rostro
que no sabías
que llevabas dentro
Hay quienes buscan aquí instrucciones
No las hay
Hay quienes buscan consuelo
Lo encontrarán pero no como esperaban
Aquí hay fuego Nombre Noche Compañero Olvido
Y algo más
Un Eco Un eco
un eco
Porque cada vez que recito estas líneas
aunque las sepa de memoria
hay una palabra que suena distinta
Como si el libro no fuera un libro
sino un ser que escucha
Que espera
Que no olvida
Que quizás recuerda de ti
más de lo que tú mismo recuerdas