El cielo es un buzón de lunas, y éstas las incomprensibles cartas que se intercambian el cielo y la tierra. Nadie sabe qué dicen, ni siquiera los astros que las envían y reciben. Sólo saben que son importantes, que guardan secretos antiguos y misteriosos. Un día, una de las lunas se cayó del cielo y aterrizó en un bosque. Un niño que paseaba por allí la encontró y la recogió. Era pequeña, redonda y brillante, como una perla. El niño sintió curiosidad por saber qué decía la carta, así que la abrió con cuidado. Dentro había un papel blanco con unas letras extrañas que no podía leer. El niño se decepcionó, pero no se rindió. Decidió buscar a alguien que pudiera traducirle el mensaje. Pero lo que el niño no sabía era que al abrir la carta había alterado el equilibrio entre el cielo y la tierra, y que pronto tendría que enfrentarse a las consecuencias de su acto.