Te cuelas al anochecer,
silenciosa como un susurro sin piel.
Te sientas en el sofá vacío,
mirándome sin ojos y sin voz.

Eres el eco de lo que no se dijo,
la sombra que permanece,
el tiempo suspendido en el aire,
el silencio que pesa.

Amante fría,
llenando el espacio con ausencia.
Me abrazas con tu vacío,
y en tu mirada me encuentro,
desnudo frente a mí mismo.

Eres el tintineo de la cuchara en la taza,
la mesa puesta para uno,
el crujir del suelo en una casa sin pasos,
el tiempo que no avanza.

Pero también espacio,
un lienzo en blanco,
la oportunidad de escuchar mi propia voz,
de encontrarme sin distracciones.

Amante fría,
llenando el espacio con ausencia.
Me abrazas con tu vacío,
y en tu mirada me encuentro,
desnudo frente a mí mismo.

Eres sombra y luz,
el reflejo de quien fui,
la verdad sin adornos,
la calma de estar solo.

Amante fría,
a veces cruel, a veces fiel.
En tu abrazo helado,
quizás encuentre la fuerza,
para bailar con mi propia sombra.

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