Cuando en tu seno reclino mi cabeza,
el amor calienta nuestras noches de insomnio,
palpitar de un alma dolida
entonando una triste canción.
Ni a susurrar me atrevo
lo que me quema dentro.
Vivir sin vos puede ser
un tormento letal.
Cuando me amas se acalla mi dolor,
y mi deseo se aplaca
ante tu rostro y tu vientre.
Como a los pétalos de una rosa,
como a los rayos del sol,
como a las perlas heridas
y como a los acantilados inalcanzables,
el rayo del amor calentando
nuestras noches de insomnio.
CELIA OQUENDO.